No puedo dejar de pensar que somos docentes, y este taller me ha llevado a pensar… ¿cuantas historias se habrán tejido en torno a nosotras como maestras o como profesoras? ¿En que matriz habremos puesto nuestra marca? A.R. y su seguridad de nunca salir mal en un examen. R.E.G. buscando, siempre, en su interior, un consejo de su modelo de profesor. Kuki va a insistir con su dibujo.
Alguna vez, ¿se les ocurrió pensar sobre estas historias, en las cuales nosotras somos los personajes?
Y si vamos un poco más allá, y miramos hacia el futuro en vez del pasado, como formadores de formadores profesionales, pensaron que en su debido momento ellos pasarán a ser, a su vez, los personajes principales de otras historias?
¿En que medida estos nuevos personajes repiten historias pasadas, o mejor dicho, nuestras historias además de las propias?
¡Cuántas preguntas! ¡Y cuántas respuestas podríamos encontrar en cada uno de nuestros relatos llenos de sucesos, de búsquedas, de reflexiones!
Y como de reflexionar se trata este taller, les hago una nueva invitación, vuelvan a leer sus historias, buceen en sus memorias, yendo hacia atrás y comenzando nuevamente. Busquen en estas historia aquellas cosas que hoy le parecen significativas por estar relacionadas con su practica docente.
Y aquí va mi pregunta: ¿Cuánto de esta impronta, creemos trasladamos a nuestros alumnos en el ejercicio profesional de la docencia, consciente o inconscientemente?
Me quedo a la espera de sus reflexiones……. Y las invito a continuar posteando….
Inconscientemente debo llevar a mis clases muchas cosas pero me resultan difíciles de identificar.
ResponderEliminarDe manera consciente trato de seguir su ejemplo de "siempre ver a la persona"; que el tema de día o el cumplimiento del programa nunca estén por encima del trato personal si percibo alguna dificultad o malestar en un alumno. Contrariamente a lo que algún distraído podría imaginar, esta actitud jamás me demoró en la concreción del temario
R.E.G
Seguramente debo haberme identificado con algún aspectos de estas mujeres ya que elegí la docencia como profesión. La repercusión en mi profesión, de la influencia de estas dos “maestras”, creo que se pone de manifiesto en mi capacidad de poder disociar, lo emotivo de lo objetivo, y en mi forma de transmitir los saberes teniendo en cuenta las particularidades de cada alumno y sus potencialidades.
ResponderEliminarVanda
No se si logro transmitir la impronta de estas dos profesoras, quizás es aspirar a mucho, pero en tantos años de profesión algún ex alumno que me cruzo por la vida me recuerda con afecto y reconoce a la "larga" mi exigencia le fue útil.
ResponderEliminarA.R.
Mi profesión siempre ha sido la docencia. no es jactancia, pero, obviamente, tengo alguna expe-riencia y a esta profesión la elegí. mis actitudes frente a los niños son afectuosas espontánea-mente. se condicen repertorio de teorías de la enseñanza y el aprendizaje que el paso del tiempo nos ha ido acercando, para el perfeccionamiento y actualización que tiene cualquier profesión. creo que las situaciones deben contextualizarse en el tiempo y lugar donde suceden. cuáles eran los valores del momento y las teorías del aprendizaje que se ponían o ponen en juego.
ResponderEliminarEl maestro de hoy socializa las producciones pero para enriquecer a todos los que participan en talleres o actividades en equipo, etc.
Personalmente tengo internalizada la actitud de no descalificar los trabajos de niños pequeños. el maestro en la actualidad nunca "califica": pregunta y escucha. con niños pequeños no existe la posibilidad de calificar con esa tonalidad de desprecio y de firmeza. La opinión del alumno es tomada en cuenta y respetada al momento de generarse los aprendizajes. (el maestro de hoy no afirma: pregunta y si le preguntan a él , contesta con otra pregunta. No hay muchas opciones para llevar al niño a pensar por sí mismo.)
Mi respuesta es que: "yo no hago esto". Tal vez existan maestras que procedan con actitudes ya desactualizadas e inexistentes, con falta de formación y que frecuentan poco el estudio que, para ser docente, nunca se puede dar por terminado.
Kuky